El movimento de mujeres internacional ha puesto a la orden del día la lucha por el derecho de las mujeres a decidir sobre el cuerpo y el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Los pañuelos verdes se han convertido en un símbolo mundial de la lucha de las mujeres, y las grandes movilizaciones que continúan -como en Chile este 25 de julio- demuestran que la marea verde llegó para quedarse.
Es en este marco que las iglesias han lanzado una ofensiva internacional contra el derecho a decidir, financiando partidos políticos y campañas mediáticas donde buscan postular a la institución que produce y mantiene una verdadera red de pedofilia a nivel mundial como defensora de la vida y, peor aún de la niñez y juventud.
Este año la iglesia católica también lanzó una provocación contra el derecho al aborto “vistiendo” la imagen de una virgen con mensajes “por la vida” y vendiendo los pañuelos celestes que simbolizan en toda la región la tortura de miles de mujeres y niñas que son obligadas a ser madres además de las tantas que mueren por abortos clandestinos.
Organización contra la ofensiva de las iglesias y el gobierno
Cuando Manuel Eugenio Salazar, obispo de Tilarán de Guanacaste pronuncia su discurso en la misa posterior a la romería, diciendo que “los creyente tenemos la obligación evangélica de meternos en política”, lo que dice realmente es que seguirán ejerciendo el derecho que les brinda el estado burgués con su orden patriarcal a controlar el cuerpo de las mujeres, llama a ejercer esta participación en unidad con las iglesias evengélicas. Culmina planteando que “la mejor protesta es el voto bien pensado”, haciendo un prematuro guiño electoral a dos años de gobierno del PAC, una provocación que significa una verdadera declaratoria de guerra contra las mujeres. Además Jose Manuel Garita, obispo de Cuidad Quesada, aseguró que luchar por el aborto es “expresión de la cultura de violencia y muerte”, pero calla frente a las que mueren por abortos clandestinos.
Y no se quedan ahí, el obispo lleva la ofensiva contra los derechos de las mujeres al plano del derecho a la protesta, demostrando que completan su rol como sostén de la “paz social” de los ricos y el ajuste del FMI. Un ataque a las trabajadoras y docentes que sostienen la huelga contra los proyectos que cristalizan parte de los planes ajustadores del gobierno contra los derechos de toda la clase trabajadora, y que aplauden las patronales públicas y privadas.
Una clase trabajadora conformada por 983 mil mujeres, según datos del INEC, mujeres que enfrentan no solamente los ataques de las iglesias contra derechos básicos como la anticoncepción y a decidir sobre el cuerpo, sino que también enfrentan el desempleo y desfinanciamiento de la educación, precarización laboral y el deterioro de recursos como el agua en detrimento además de las condiciones de las miles de jefas de hogar que cargan con el trabajo doméstico gratuito.
Las iglesias y el gobierno del PAC con la figura de Alvarado presente en la misa levantando el tono contra la firma de la ITE y derechos como el aborto son los enemigos que deben enfrentar las mujeres, con la fuerza de las trabajadoras y la juventud. Es necesario construir comisiones de mujeres en centros de estudio y trabajo para enfrentar la ofensiva del gobierno y las iglesias contra las mujeres.
La movilización del 8 de agosto, convocada por las organizaciones del movimiento de mujeres es una oportunidad para luchar por el derecho al aborto, exigir al firma de la ITE y levantar bien alto las luchas de las trabajadoras y estudiantes que marcan el camino para enfrentar el ajuste. Un encuentro callejero de mujeres trabajadoras, jóvenes y estudiantes que unifique fuerzas con quiénes defienden´el derecho a huelga, la educación, la salud y el salario.
Para darlo vuelta todo y exigir que los recursos dejen de estar en función de pagar la deuda externa que además de impagable solo sirve como mecanismo de subordinación y explotación para miles de trabajadoras y jóvenes. Poner los recursos en función de las necesidades y derechos de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud; hay que exigir la separación de las iglesias y el estado, que deje de financiar a la iglesia que ataca a las mujeres, y garantizar con esos recursos educación sexual, anticoncepción y derechos como el aborto seguro.
Desde Pan y Rosas ponemos nuestras fuerzas en función de impulsar esta perspectiva para poner en pie un movimiento de mujeres independiente del gobierno que confié en su propia fuerza, que sea capaz de unir sus fuerzas con los intereses de la clase trabajadora y las mujeres en específico, para llegar a la raíz de la explotación capitalista y la opresión patriarcal. Vamos por el pan y también por las rosas, con la fuerza de las trabajadoras y los pañuelos verdes, a Casa Presidencial este 8A.